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La Novia del Profesor de Física

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Mensaje  Isa Jue Abr 17, 2008 11:59 pm

La Novia del Profesor de Física

Recuerdo ese día como si fuera ayer. Era primavera y hacía mucho calor, los ventiladores del aula de física estaban encendidos en su máxima potencia. Era viernes a la última hora del día antes de irnos a almorzar y todos estábamos más cansados que nunca en toda la semana.
Yo estaba con mis amigas sentada al fondo. Como siempre, no prestábamos la menor atención a lo que el profesor decía. Este hablaba y hablaba, pero nadie lo escuchaba mucho.
Para que el resto del cuento sea comprensible, voy a hablar un poco sobre mi profesor de física de ese año, Claudio Reinoso. Se dedicaba a los años superiores. Era un hombre obeso, corpulento, casi pelado, con unos enormes anteojos con más aumento que un telescopio. En los recreos se quedaba sentado y observaba sus apuntes o se dedicaba a comer alguna cosa que su mujer le preparaba. Enseñaba en el colegio desde hacía casi diez años, y en concencuencia todos conocían toda su vida privada. Era casado (su mujer se llamaba Marta)y tenía tres hijos hombres de veintidós, veinte, y diecisiete años. Los tres estudiaban lo mismo: física. Habían estado en la misma escuela en la que estábamos nosotros y todos los conocían: tres nerds patéticos, incapaces de sociabilizar con nadie.
El menor estudiaba con nosotros: se llamaba Isaak. Yo llebava como seis años en la misma escuela que él y jamás lo había visto hablar con nadie... Bueno, está bien: algunas veces unos chicos de nuestro curso lo molestaban y él se defendía. Todos nos reíamos de él. Sabíamos también, que le gustaba una de mis mejores amigas: Jesica. "¿A quien no?" fue mi respuesta cuando me lo contaron. Jesica era peliroja, de ojos azules, flaca y alta como una modelo, además de dulce e inocente. Todos los chicos querían salir con ella, pero ella jamás había salido con ninguno.
En fin, volviendo a aquel día.
Estábamos en mediod e la explicación sobre la gravedad, cuando alguien tocó la puerta. El profesor dió permiso para que pasaran y la puerta del aula se abrió.
Fue como una aparición. Definitivamente, de tener que decirlo, aseguraría que era la mujer más linda que vi en mi vida. Aparentaba unos veintidós años. Era una rubia de ojos azules, alta, flaca, con el físico de una modelo europea. Era preciosa.
Sonrió al entrar y miró al profesor.
-No quería interrumpir, Claudio -le dijo -Pero te olvidaste el celular en casa y quise traértelo.
El profesor se ruborizó y la miró bastante enojado por ese bochorno en clase. Se paró, tomó el celular y se despidió de la mujer. Esta intentó besarlo en la boca, peor él se resistió y la hizo salir del aula.
Ante este sorprendente espectáculo, todos nos quedamos callados y estupefactos por primera vez en una clase de Física. ¡¿Habría sido esa escena real o solo un espegismo a causa dle aburrimiento?!
-¡¿Vieron eso?! -les pregunté a mis amigas cuando pude volver a la realidad.
-¡Sí! -casi gritó Velina.
-¿Será la amante? -dudó Graciela.
-¡Ay, no exageren! Tal vez era la mucama o la sobrina, o que se yo. -dijo Jesica.
-¡Sí, tenía un aspecto de mucama que ni te cuento! -ironizé yo.
-Isabel... -me llamó el profesor -¿Cuando va a dejar de hablar en clase?
-Perdón, profesor.
El profesor volvió a sumergirce en su explicación, y nosotras a nuestra charla. Una vez hubo sonado el timbre, acordamos que lo mejor sería preguntarle a Isaak.
Salimso al recreo y lo fuimos tras él.
-Hola, Isaak. -sonrió Jesica a quien le habíamos dicho que tenía que hablar, ya que a nosotras tres nos odiaba.
Isaak la miró sorprendidísimo de que le hablara.
-Oye, dinos una cosa: ¿quién era la mujer que entró hoy a la clase? La rubia.
-Estuvo algunas veces en mi casa, creo que es la asistente de mi papá.
Esa explicaciñón no nos dejó muy satisfechas, ya que no tenía mucha pinta de "asistente". Estábamos seguras de que era la amante, pero ¿cómo comprobarlo?
-¿Para que meternos? -preguntó Jesica.
-No sé... ¿diverción? -me reí yo.
-Jesica tiene razón, dejemos este tema. -estuvo de acuerdo Velina -No es asunto nuestro.
Pasó una semana sin que supiésemos nada del tema. Al siguiente viernes entramos al salón de Física. Sorprendentemente éramos las primeras, ni el profesor había llegado. Nos disponíamos a ir a sentarnos a nuestros lugares al fondo del salón, cuando Graciela se percató de un pequeño cuaderno que estaba tirado en el piso, jutno al escritorio del profesor.
No resistió su curiosidad y lo levantó. Después vino corriendo hacia nosotras que ya nos habíamos sentado.
-¡Miren lo que encontré! -dijo sentándoce.
-¿Qué es? -preguntamos todas al mismo tiempo.
-Parece el diario del profesor. -sonrió ojeándolo.
-¡Graciela, devuelve eso inmediatamente! -le gritó Jesica -¡Nos van a matar!
-¿No les interesa leer? -sonrió Graciela.
-A mí sí. -dije sentándome junto a Graciela para leer.
Jesica y Velina se miraron. Éllas también estaban intrigadas. Se acomodaron y yo leí:

Julio, lunes 16
Clase con segunda divición. Gutierrez: 7 en lecciñon oral.


-Aburrido. -dijo Graciela -Adelantá unas páginas.¡Miren, aqui escribe más!

Agosto, 22 sábado
Ayer me pasó algo y no puedo más que escribirlo en mis notas, ya que es lo único que Marta no revisa. Hace cosa de cinco años, entró a la escuela en la que enseño una alumna. Solo estaría un año ya que ya casi terminaba la escuela. Devo confesar que siempre la amé, desde que la ví fantaseaba con ella. Era la más hermosa de las mujeres que yo había visto en mi vida. Jamás había llegado a decirle nada. Simplemente solía mirarla y soñar y fantasear con ella en la noche. Su nombre era Laura.
Laura se graduó de la escuela sin que yo pudiera decirle nada.
Hoy me la encontré. Estaba volviendo del trabajo y me la cruzé. Me saludó y hablámos un rato, em contó que está estudiando derecho y me habló un poco de su vida. No tiene novio por ahora.
Simplemente está tan hermosa como siempre, y no puedo contener mis deseos de...


Todas lansamos una exclamación.
-¡Miren al profesor! -exclamó Velina.
-¡Qué asqueroso! -dije yo -¿Pensará lo mismo con alguna de nosotras?
-¿Quién sería Laura? -preguntó Graciela -¿Alguien se acuerda de una alumna muy linda hace cinco años?
-Nadie en especial. -dijo Jesica -¡Pobre profesor Reinoso! Deve haber sufrido mucho. ¡Devuelvan ese diario!
-¡Idea! -grité yo -¡Laura es la chica rubia!
Todas estuvieron de acuerdo con mi teoría. Pero no pudimos seguir leyendo ya que en ese momento entraba el profesor.
Era claro que estaba buscando el cuaderno desesperadamente. Todas sentimos pena por él, pero solo Jesica nos pidió que dvolviéramos el cuaderno. Ninguna quería, queríamos sgeuir leyendo.
Durante esa clase no pudimos verlo como a un profesor. Siempre habíamos sabido que era un infeliz con su matrimoño, pero nunca jamás habíamos sospechado algo tan serio.
A la salida de la escuela todas fuimos a sentarnos a la plaza para seguir leyendo el diario.

Agosto 27, jueves.
Hoy volví a la misma esquina de la otra vez para ver a Laura.Ahí estaba y seguimos charlando. La invité a tomar un café mañana.
Agosto 28, viernes
¡Creo que nunca en mi vida había sido tan feliz!
Citaré la conversación tal como fue.
Estábamos hablando de cosas superficiales, cuando uno de mis tontos chistes la hizo reír y me dijo:
-Es usted muy gracioso, Claudio. Y muy seguro y muy dulce. Un hombre muy especial.
Yo sonreí, y le devolví el cumplido.
-Gracias. -dijo -¿Lo ve? ¡Es un encanto! Por eso me gustaba de niña.
No estoy seguro de lo que dije a continuación, ya que sentí que me elevava como un quinceañero.
Septiembre 2, lunes
Hoy salía de la escuela y vino a buscarme ella a mí. Jamás me lo habría esperado. Estaba nerviosa y llorosa.
-Claudio, no puedo soportarlo. Sé que soy muy cruel y egoísta, pero no puedo contenerme: ¡yo lo amo muchísimo!


A medida que iba leyendo mis amigas abrían más los ojos. Después de lo que acavo de poner, siguió una escena que prefiero no escribir.
-¡Deja de leer eso, que voy a vomitar! -me detuvo Graciela.
-¿Cómo semejante mujer se enamoró del profesor de física? ¡Es ilógico!
-Deve ser una de esas taraditas a las que les gustan los grandes. -dijo Graciela.
-¿Ustedes creen que se va a divorciar? -preguntó Velina.
-No, ¡ya llevan como un mes de amantes! Y él todavía usa argolla. -razoné yo.
Seguí leyendo hasta que Jesica se enojó y se fue. Graciela se levó el diario a su casa, y prometió que lo terminaríamos de leer juntas.
Ál día siguiente no tuvimos física, por lo que leímos el diario en los recreos. No hubo novedades en el resto del diario. Solo algunas escenas interesantes en las que describía lo que sentía por Laura.
Una vez terminamos el diario, estábamos tan familiarisadas con la historia que moríamos por saber como continuaba.
pero no había forma de enterarnos.
-Podemos devolverle el diario al profesor, esperar unas semanas, y robárcelo de nuevo. -se le ocurrió a Graciela -Tal vez escribe más.
-O podemos decirle que sabemos de su aventura y que si no nos cuenta lo que pasa le contamos a su mujer. - dijo Velina.
-¡¿Cómo vamos a hacer eso?! -le gritamos las tres al mismo tiempo.
-Era una broma. -se disculpó.
Lo pensamos por días. Moríamos de intriga por saber que pasaba en cada clase de Física.
Hasta que un día, volviendo de clase de música con Graciela, ella me dijo:
-Ahora me acuerdo que dejé unos libros guardados en el armario del salón de estudios. ¿Me acompañas a buscarlos? -me preguntó.
Yo le dije que sí, las dos nos dirigimos al salón de estudios y abrimos el armario.
Nos quedamos estupefactas: ahí estaba el profesor con Laura... haciendo algo no muy bueno, que digamos
Graciela y yo salimos corriendo rápidamente, para salir de la situación. Llegamos al aula y les contamos a Jesica y Velina. Ninguna pudo creerlo.
Estábamos en medio de la clase de Español cuando una preceptora se asomó a la puerta y dijo:
-Graciela y Isabel, vengan por favor. Un profesor quiere hablar con ustedes en el salón de Física.
Graciela y yo nos miramos asustadas. ¿Nos retarían? Jesica y Velina se morideron los labios de curiosidad, pero no les dijimos nada y salimos del aula.
Mien tras caminábamos al salón de Física, las dos pensábamos en lo que podía pasar.
Entramos y nos encontramos con el profesor sentado en su escritorio y con Laura, de pié.
El discurso que nos refirieron fue aburrido, acerca de "la imaginación de los adolescentes".
-Claudio -se cansó Laura -estas chicas no son tontas y saben que no se imaginaron lo que vieron. Chicas, es muy simple: su profesor tiene una novia de la que está enamorado y con la que quiere estar ¿nos prometen no hacer escándalo?
Sorprendidas, lo prometimos, y volvimos al aula.
Días después, en una clase de Física, el profesor Reinoso tuvo un ataque al corazón. Vinieron los parámedicos a buscarlo y todo eso.
A la semana siguiente tuvimos Física con un suplente, pero nadie nos comentó nada del profesor Reinoso. No nos animamos a preguntarle a Isaak, por las dudas.
Pasaron otras dos semanas, estábamos sentadas en el hall de la escuela cuando la vimos a Laura entrar. Lloraba un poco. Nos acercamos y le preguntamos por el profesor. Ella sonrió y nos dijo que había muerto de un paro cardíaco, y que venía a buscarle sus cosas.
Le preguntamos que había causado el paro, y nos explicó que se había olvidado de tomar unas pastillas especiales para gente como él, ya que había perdido la lista en la que tenía anotados los horarios en los que tenía que tomar cada pastilla.
Un día, bastante tiempo después de eso, nos pusimos a mirar el diario y descubrimos la lista. Me arrepiento totalmente de haber causado la muerte de un profesor, y ni me imagino el suplicio de Graciela ¿Por qué no le habremos hecho caso a Jesica?

Isa

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